La parálisis del sueño aislada es un
trastorno del sueño sorprendentemente común que se produce durante la
transición entre el sueño y la vigilia, ya sea en los momentos previos a
conciliar el sueño o en el momento del despertar. Quien lo padece, despierta
bruscamente teniendo plena consciencia de sus pensamientos pero manteniéndose
paralizado físicamente. Como si del síndrome del enclaustramiento se
tratara, la persona se siente atrapada en
su propio cuerpo.
Aunque puede abrir los ojos, no es capaz de
emitir sonido ni mover músculo alguno, lo cual le genera una considerable
sensación de angustia y de temor por estar sufriendo un episodio de una
enfermedad grave. Por si fuera poco, al encontrarse en un estado de limbo entre
el sueño y la vigilia, la persona suele padecer alucinaciones auditivas y
visuales que generalmente coinciden en una intensa sensación de presencia y de movimiento en torno a su cuerpo
indolente.
Este trastorno se debe a una intrusión
anormal de un estado de REM (movimiento ocular rápido) durante un estado de
vigilia: literalmente estás despierto,
pero parte de tu cerebro sigue sumido en el sueño. Durante la fase REM, el cerebro inhibe el
movimiento de la mayoría de nuestros músculos para evitar que representemos los
sueños y nos lesionemos de forma involuntaria, de ahí la parálisis corporal.
Suele manifestarse en contadas ocasiones en individuos con plena salud mental
pero sometidos a altos niveles de estrés, cansancio y jet lag, que alcanzan la
fase profunda del sueño con demasiada rapidez (antes de las primeras dos horas)
y que acostumbran a dormir boca arriba. Descansar lo suficiente a menudo
resuelve el problema. Sólo aparece de forma periódica en pacientes de ansiedad,
trastorno bipolar, depresión y trastorno de estrés postraumático.
Los ataques a menudo implican sensaciones de miedo, ira y de
muerte inminente, ya que las alucinaciones suelen ser de carácter siniestro. Es
recurrente la visión de un ser grotesco que se sienta sobre el pecho y oprime
la respiración. No existe, sin embargo, riesgo para la vida en ningún sentido,
ya que nada de lo que vemos y oímos es real, y la parálisis
cede a los pocos minutos, normalmente a causa de un vasto esfuerzo por
incorporarse o del contacto con otra persona que acude alarmada. Una vez
despiertos del todo, es aconsejable levantarse y moverse; de lo contrario
existe la posibilidad de volver a experimentar un estado de parálisis del
sueño.
espero que te haya sido de ayuda el articulo y el video del documental