Una mestiza nacida de
la unión entre un dragón y un humano, Shyvana ha buscado su lugar durante toda
la vida. La persecución la ha convertido en una guerrera brutal, y aquellos que
osan hacer frente a Shyvana se enfrentan a la feroz bestia que acecha bajo su
piel.
Los dragones consideraron la sangre impura de Shyvana una abominación, y se pasó toda su infancia siendo perseguida sin descanso por un malvado dragón. Siempre huyendo, ella y su padre, un dragón marginado, nunca conocieron un hogar de verdad. Con el reflejo de brutales e incontables batallas, Shyvana creció entre odio y violencia. Después de años de lucha, su padre pereció ante el otro dragón, no sin antes herir gravemente al enemigo. Furiosa por la pena, Shyvana persiguió al asesino de su padre que voló al norte para recuperarse. Allí, ella se encontró con un grupo de humanos que buscaban al mismo dragón. A pesar de que los hombres la observaban con miedo, el líder se acercó a Shyvana tranquilamente. Se presentó como Jarvan IV, príncipe de Demacia, y le ofreció ayuda a Shyvana para su venganza. Juntos cazaron y se enfrentaron al cruel dragón que había asesinado a su padre. Shyvana no esperaba que los hombres sobrevivieran, sin embargo, en el fragor de la batalla, Jarvan y sus hombres pelearon con una fuerza que ella misma nunca hubiera creído que tuvieran los humanos. Los acorazados guerreros consiguieron someter al enemigo, y fue Shyvana la que le dio el golpe de gracia, arrancándole el corazón a la bestia. Inspirado por su ferocidad, Jarvan le ofreció un puesto en su guarda de élite. Shyvana aún podía ver el terror en los ojos de los hombres, pero añoraba un verdadero hogar. Confió en la palabra de Jarvan y aceptó la oferta, sirviendo así como una guerrera demaciana. Aunque los aliados humanos admiran su poder, mantienen la distancia. Shyvana lucha con el poder del dragón de su interior para pagar la amabilidad del príncipe, pero no evita preguntarse si los humanos hacen bien en temerla.
Los dragones consideraron la sangre impura de Shyvana una abominación, y se pasó toda su infancia siendo perseguida sin descanso por un malvado dragón. Siempre huyendo, ella y su padre, un dragón marginado, nunca conocieron un hogar de verdad. Con el reflejo de brutales e incontables batallas, Shyvana creció entre odio y violencia. Después de años de lucha, su padre pereció ante el otro dragón, no sin antes herir gravemente al enemigo. Furiosa por la pena, Shyvana persiguió al asesino de su padre que voló al norte para recuperarse. Allí, ella se encontró con un grupo de humanos que buscaban al mismo dragón. A pesar de que los hombres la observaban con miedo, el líder se acercó a Shyvana tranquilamente. Se presentó como Jarvan IV, príncipe de Demacia, y le ofreció ayuda a Shyvana para su venganza. Juntos cazaron y se enfrentaron al cruel dragón que había asesinado a su padre. Shyvana no esperaba que los hombres sobrevivieran, sin embargo, en el fragor de la batalla, Jarvan y sus hombres pelearon con una fuerza que ella misma nunca hubiera creído que tuvieran los humanos. Los acorazados guerreros consiguieron someter al enemigo, y fue Shyvana la que le dio el golpe de gracia, arrancándole el corazón a la bestia. Inspirado por su ferocidad, Jarvan le ofreció un puesto en su guarda de élite. Shyvana aún podía ver el terror en los ojos de los hombres, pero añoraba un verdadero hogar. Confió en la palabra de Jarvan y aceptó la oferta, sirviendo así como una guerrera demaciana. Aunque los aliados humanos admiran su poder, mantienen la distancia. Shyvana lucha con el poder del dragón de su interior para pagar la amabilidad del príncipe, pero no evita preguntarse si los humanos hacen bien en temerla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario